Luz de vida

"Esa última carga fue muy temeraria... espero que, al menos, sirviera para lo que debía..."

Jon se encontraba tumbado sobre la tierra mojada recubierto de barro y sangre; sangre tanto suya como de sus enemigos. La batala había durado más de lo que calculó en un principio. Sabía que el la lluvia y el fango dificultarían el combate, aun así fue demasiado largo, el enemigo y ellos lucharon con ahínco y una voluntad de hierro.

No se podía mover. Sólo sabía que estaba vivo porque las heridas le dolían, y en eso se concentraba: en el dolor para mantener alejada a la Muerte. Sentía aún el mango de su lanza con la mano que lo sujetaba. Parecía que, inconscientemente, se había aferrado a su arma a pesar de haber caido hace unos instantes debido a la fatiga, al barro y al combate. No recordaba muy bien cómo había sido abatido... "Recuerdo que era un luchador muy rápido... Evitó mi ataque con rapidez y..." Ahí lo tenía borroso...

La lluvia ya había cesado. Parecía que los dioses misericordiosos hubieran estado llorando toda la batalla por el derramamiento de sangre. Con todo, el cielo seguía cubierto de nubes oscuras que evitaran que el astro rey pudiera iluminar el campo: "Mejor así. Mejor que se oculten estas muertes sin sentido..."

El viento seguía rozando suavemente su rostro, ahora con el yelmo perdido por el combate. Lo acariciaba como una amante acaricia la cara de su enamorado, y eso le hizo sonreir. "Aún estoy vivo..."

"¿Qué fue lo que sucedió...? ¡Ah, sí! El guerrero iba con dos espadas. Con una apartó mi ataque con la lanza y con la otra me hizo un corte en la pierna con lo que perdí el equilibrio, y el segundo ataque me perforó un poco por encima del pulmón..." Intontó mirar hacia la herida pero su cuello se negaba a moverse. "Era bueno... pero extrañamente me perdonó la vida... Un centímetro más abajo y me hubiera matado... Esta guerra es una equivocación."

Poco a poco notaba que iba perdiendo fuerza en agarrar su lanza y esta se le escurrió de la mano. No sabía quién habría ganado, pero una cosa era segura: él no.
Sentía cómo la vida comenzaba a abandonar su cuerpo, cómo el susurro del viento comenzaba a apagarse... Cerró los ojos y esperó a que la Muerte viniera a reclamar su alma...


Pero el dolor le recordó que aún seguía vivo, débil, pero vivo. Abrió los ojos y vio cómo las nubes comenzaban a apartarse y unos tímidos rayos de sol iluminaron su cara. La calidez que sintió le hizo pensar que su Destino no era morir ahí... y así fue.
Algunos compañeros de su unidad y de otras estaban buscando supervivientes y, como si de la misma luz que asomaban por entre las nubes indicaran su posición, lo encontraron a él. Tumbado, con heridas y la armadura algo rasgada y abollada, algo sucio, cansado... pero vivo.

Los soldados lo cogieron con cuidado y Jon se permitió el placer de dejarse llevar y sonreir. Skellan nunca pensó que un poco de luz daría tanto calor a su vida.


Por desgracia, en el Norte se movían extrañas nubes negras de tormenta que no auguraban nada bueno. "¿Será ese mi destino?" Tras decir esto en voz baja el soldado Skellan cayó incosciente.